martes, 23 de noviembre de 2010

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA QUIERO TERMINAR EL COLEGIO

domingo, 21 de noviembre de 2010

Nadie muere sin dejar sombras


Lo sucedido en Marzo del año 1976 es difícil de narrar, difícil de comprender y más aún difícil de olvidar.

Graciela Bialet con “Los Sapos de la Memoria” y Alma Maritano con “En el Sur” y “El Visitante” lo recuerdan de una forma entretenida, interesante y entendible para el público adolescente. Ambas tienen dos posturas distintas, Graciela lo cuenta de una forma más histórica, con una novela que en cierto punto es verdadera. Las torturas y secuestros que sufren los protagonistas han sido hechos que ocurrieron en la vida real. Alma lo hace de una manera menos explícita y más equitativa, mostrando “las dos caras de la moneda”, un padre militar y un hijo defensor de sus ideologías, distintas a las de su padre (“En el Sur”). A pesar de estas distintas formas de percibir lo ocurrido, las dos escritoras argentinas relatan sobre la historia de nuestro país.

Con estos libros, con relatos de familiares de desaparecidos, con canciones de artistas (en su momento exiliados), con documentales y todo lo relacionado con la dictadura y la historia de nuestro país, podemos plantearnos que fue una etapa oscura con recuerdos imborrables, llena de torturas inolvidables, secuestros, robos y sangre derramada solamente por pensar distinto a ellos, solamente por llevar libros, por usar jeans rotos, por llevar el pelo largo, simplemente por defender una ideología. Una y mil veces nos vamos a preguntar ¿dónde estaba el derecho a la libre expresión? Si todo lo violaron ¿tanta maldad puede existir dentro de un hombre? ¿dónde tenían el respeto? Si todo lo rompieron, si todo lo escupieron, “todo lo mancharon con su ciego fuego” (Los Sapos de la Memoria).

Hubo miles de desaparecidos, la CONADEP, que es la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, constató más de 9.000 casos. Los organismos de derechos humanos hablan de más de 30.000.

Como todos sabemos, esta dictadura fue la más sangrienta que se produjo en Argentina,
los daños ocasionados no fueron solamente físicos sino también psicológicos,
con heridas a nivel país que aún no cicatrizan. Personas desaparecidas sin identidad,
sin derecho a pensar ni a hablar, injusticias, torturas, personas fusiladas, no al olvido si a
la memoria y al recuerdo de aquellas personas que dieron su vida por defender sus ideologías,
digamos NUNCA MÁS.
 

“Todavía cantamos, todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos. A pesar de los golpes que asestó en nuestras vidas, el ingenio del odio, desterrando al olvido a nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos,
por un día distinto, sin apremios ni ayuno, sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos”. Todavía cantamos-Víctor Heredia


Julieta Herrera